Wednesday, January 17, 2007

CERRADO POR VACACIONES


Esta ciudad se prepara para el invierno, no para el verano. Desolación y vacío en las calles. Todo se cierra. Una ciudad fantasma, como si toda la vida urbana se fuera a otro lugar. Con el calor, parece perder el alma. Conclusión, Concepción siempre se prepara para el trabajo, no para el ocio.
Una ciudad sin ocio, sin espectáculos, sin lugares para la entretención y el esparcimiento es una ciudad que no celebra, me decía alguien. Trato de hacer memoria y la verdad es que no existen fiestas masivas, no tenemos eventos relevantes a nivel nacional, ni menos internacionales. Concepción no tiene una historia de celebraciones. Ni durante el año, tampoco.
Probablemente la ciudad es vista como un lugar solo para trabajar y el ocio, algo superfluo. No hay una convivencia equilibrada de actividades urbanas. Y si en esta ciudad, no “pasa mucho” como dicen los lolos. ¿Donde esta la atracción?
Citando al arquitecto Raul Irrarazabal, Chile es cruzado por una gran calle larga - la carretera central- y Concepción es una ciudad excéntrica y periférica, a ese recorrido. Apartada. Se pasa de largo.
Pero, a Valdivia le ocurre lo mismo, y sin embargo en el verano tiene más vida que nunca. Contribuyen su paisaje ribereño, la cultura alemana y un carácter urbano atrayente. Extrapolando a Concepción, uno se pregunta. ¿Esta ciudad es atractiva?.
Considerando que la gente viene y se va, y los ciclos migratorios la sitúan como una ciudad de paso, podríamos elucubrar, que algo debe faltarle.
Es curioso que Concepción tenga tantos supermercados pero no se encuentren exquisiteces ni locales gastronómicos especializados. La población flotante en transito e intercambio comercial tiene poca infraestructura hotelera tipo 5 estrellas. La población estudiantil y la masa critica cultural, no tiene museos importantes ni centros culturales autónomos, las galerías de arte desfallecen , faltan salas de teatro masivo, y un buen lugar acústico para escuchar conciertos. Siendo una de las regiones mas exportadoras, hoy adolece de una estación de FFCC, y el terminal rodoviario es insuficiente. Hasta hace poco, no teníamos un buen aeropuerto y es paradojal que no tenga un sistema naviero para recorrer y conectar la bahía de Concepción teniendo un borde mar privilegiado.
Hay un déficit recreativo en lo público. Con áreas de reserva ecológica, falta un parque metropolitano de magnitud con zoológico y todo, y los cerros y macro paisajes no tienen un observatorio en la ciudad ni un teleférico. En fin.
Pero no todo es por la infraestructura. Aunque, parece que la gente sobreviviera y no tuviera recursos para el ocio, el tema es más complejo.
Un arquitecto penquista radicado en Alemania, observa que la ciudad ha crecido, pero no es “mas ciudad”. Las ciudades modernas no suman, se multiplican exponencialmente en complejidad. Cuando una ciudad adquiere complejidad exponencial, se potencian las fusiones de los actos, produciendose una sinergía : En la multiactividad esta la vida actual. Incluso las ciudades hipermodernas lo son 24 horas al día. Todo se traslapa, al punto que el ocio genera el trabajo, es ocio es trabajo, es la base del trabajo. Un paradigma : Las Vegas, USA.
El ocio es cultural, y mueve las ciudades, y estas deben ser vistas desde la cultura global y mediática, que vivimos. Siento que en lo cultural esta ciudad, puede dar mucho mas. No ha descubierto su propio patrimonio. Es lo que vende y atrae.
Un solo concierto de rock mueve 70.000 en una presentación. Pero una feria del libro nacional, un festival de cine iberoamericano anual, una muestra internacional de pintura, puede atraer un peregrinaje turistico regular, aun mayor.
Europa se pelea a los arquitectos estrellas en proyectos emblemáticos para la ciudad. La taquilla es clave. Un proyecto ciudad empieza por un proyecto de imagen urbana. Es como las postales, las cosas entran por la vista.
Es un error, o mas bien, es anacrónico, pensar que la actividad trabajo es el motor de una ciudad. Visión de la era industrial, inadecuada a estos tiempos.
Es cierto, me dirá alguien : Lo que pasa es para eso se necesita una base económica. ¿entonces cuando?. Yo creo que hay que pensar al revés. Para que haya atracción de capitales, inversiones y recursos humanos, primero hay que preguntarse ¿que ofrece de atractivo la ciudad?
Lugares como Pingueral, el Casino y el Mall, son la privatización del ocio urbano. Y está bien. Pero en eso no hay raíces identitarias propias ni patrimonio celebratorio. Falta hacer publico y masivo el ocio, con las celebraciones como ritos urbanos, tomar conciencia y reconocerlos. Resumiendo : celebración y fiesta permanente, multiactividad, y priorizacion del ocio como patrimonio, son otras formas de pensar la vida económica. Así, tal vez nos preparemos también para el verano.

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