Thursday, November 16, 2006

INTERRUPCIONES URBANAS

Reflexionando con mas calma, no extraña, la probable suspensión del proyecto Biovías en Concepción. Mas curioso sería, que se vaya a concluir como fue planificado inicialmente.
Nos sucede como cuerpo social, que cierto rupturismo histórico permanente de nuestros procesos de vida se ha convertido en un rasgo identitario. Forma parte de nuestra memoria colectiva como algo subliminal, que aflora cuando surge otro suceso que lo confirma.
El mito fatal de que todo debe interrumpirse en lo que emprendemos, parece una ley natural, como lo son los ciclos climaticos, los ritmos sísmicos, el paso del dia a la noche. Esto permite especular sobre su merecimiento.
Nuestra historia local esta fundada en una cultura de las interrupciones, desde el momento que se instituye la “Frontera de la Araucanía”, recordando que el país estuvo “interrumpido”, con un paréntesis en blanco de 300 años, fragmentando cultura y territorio. Junto a esto, la naturaleza telúrica de la geografía ha interrumpido la vida urbana ciclicamente, obligandonos a reconstruir sistematicamente nuestro habitat.

Como si fuera una ley predecible -todo es inacabado- es inevitable justificar lo sintomatico de estas interrupciones en que los procesos de vida colectiva quedan a medio hacer, y finalmente diluyen su continuidad histórica tan necesaria, por motivos que están mas allá del esfuerzo colectivo, a menos que opongamos mucha persistencia.
Esta sensación de rupturas evidentes y permanentes, parece generar una psicología resiliente para soportar esto de forma muy particular. Se asume como algo normal lo que no debe suceder, o sea el desajuste es la norma y se reconoce como tal. Es el sino de la deconstrucción por el rupturismo sistematico, que caracteriza una historia de discontinuidades.
Esto se ve claramente, en los periodos de auge economico que cronologicamente se inician con el boom minero en la zona del carbon, de los textiles en Tome, de la loza y del azucar en Penco, de la pesca en Talcahuano y Coronel, y de tantos otros emprendimientos locales, que trajeron prosperidad y que no lograron capitalizarse en forma territorial para que se hubiera fundado una economia local mas estable en el tiempo. De todo ese esplendor no queda practicamente nada, en la mayoria de los rubros. Fue una interrupcion casi abrupta de sus historias que le podria suceder hipoteticamente al acero, a la madera, a la petroqumica, mas adelante, con la irrupcion de la globalidad.
Lo comun de lo trunco es que sus procesos colectivos tienen al final una consecuencia en lo mas intimo de las personas. La interrupción de la inocencia infantil por la precocidad de trabajar, la interrupción del sueño de seguir estudiando en la adolescencia, la interrupción de los ideales de juventud por el desencanto en la adultez tienen su analogía colectiva con la ciudad como ente construido y habitado.

Al igual como los esqueletos ruinosos industriales de carboniferas, textiles, loceras, azucareras, pesqueras, cerveceras, maestranzas, talleres, vidrieras, barracas, curtiembres, ceramicas y baldoseras, etc. parecen augurar la inevitable interrupción de los procesos económicos, con ritmos cíclicos de auge y caida, a nuestras ciudades les sucede algo analogo : se trasladan, se rehacen, se arman y se desarman como si fueran campamentos.
La interrupción ejercida casi por decreto en lo urbano, es lo que si sorprende como coyuntura, porque nos damos cuenta que los estudios de planificación también puede alentar rupturas y fluctuaciones.
Esto sucede cuando el plan regulador no prevee que va superponiendo ordenes que rompen con el orden de la manzana continua por ejemplo, o cuando permite que la arquitectura desmantele el centro trasladando servicios y comercio de calidad a los suburbios, vaciando de a poco el alma urbana, o que el borde natural del Bio Bio practicamente se privatice y se bloquee, interrumpiendo el espiritu del proyecto inicial de acercar la ciudad al rio.
Las decisiones que eliminaron un puente sobre el rio Bío Bío, o que han negado la construcción de una rotonda expedita vehicular en el acceso Bonilla a Concepción, han sido tan rupturistas -interrumpiendo el sentir de la ciudad- como lo será probablemente, el mismo Proyecto Biovias, si se “desconecta” de las comunas dormitorios que mas lo necesitan. En ese caso, usaremos la psicología de la resiliencia urbana, como lo hemos hecho en otras épocas, esperando que venga una contraorden de Santiago.

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